Atrapado
No importa al final nunca podemos escapar de nuestros propios sentimientos no importa como los tratemos de controlar ellos tienen su propia voluntad y una vez han sido lastimados nunca volverán a ser igual ni a sentirse igual. Lastimar los sentimientos de alguien es como derramar la leche en el suelo, puedes limpiarla pero ya no puedes recogerla de nuevo en la jarra y tomarla pretendiendo que siga limpia y pura.